La reina de la Sierra de Alor es la denominada Rosa de Alejandría, o Rosa albardeira. Es una especie de peonía que florece en abril en abundancia, lo que la convierte en un gran atractivo para los senderistas y amantes de la naturaleza.

La floración de esta planta, endémica de la Península Ibérica, se convierte en un festival de la naturaleza y una gran oportunidad de hacer senderismo. Esta flor tan espectacular la podemos encontrar en varias zonas de la geografía extremeña. Sin embargo, en este post nos vamos a centrar en una ruta por la Sierra de Alor, en la comarca de Olivenza (Badajoz).

Mirador de la Sierra de Alor

Podemos encontrar esta flor entre los meses de abril y junio, aunque también disfrutaremos de la vegetación que nos ofrece el monte mediterráneo, como acebuches, lentiscos, cistus, etc.

Sierra de Alor

Esta sierra nos la encontramos a 6 km de Olivenza, en su pedanía de San Jorge de Alor, declarada Zona de Especial Conservación por su gran valor ecológico y su buen estado de conservación.

La Sierra de Alor es una formación caliza que alcanza una altura máxima de poco más de 600 metros y en ella encontramos una gran diversidad de flora. Se sitúa, concretamente, al sur de la capital extremeña de Badajoz, limitando con las dehesas de Jerez y a muy poca distancia con la zona de Alentejo portugués.

En su gran parte abunda el cultivo del olivar, salvo en su zona sur que está más adehesada. En ella abundan especies aromáticas como:

  • El orégano
  • La menta
  • El tomillo

Ruta por la Sierra de Alor

La mejor forma de visitar la Sierra es a pie, aunque una buena parte de este recorrido se puede hacer en coche. Desde luego, para los senderistas es un trayecto que les encantará, aunque también se puede hacer en bicicleta de montaña. Pero esto lo dejamos para los más atrevidos.

El recorrido circular completo será de 10.5 km. Es un trayecto corto pero de pendientes pronunciadas, y la salida se hace desde unos 500 metros antes de llegar a la Aldea de San Jorge de Alor, cerca del cementerio, por un camino ancho, pero muy bien acondicionado.

En la primera etapa de la ruta se encuentra un primer panel explicativo con los elementos de interés de la ruta. El primer kilómetro y medio es suave. El tramo se complica debido al comienzo de una pendiente pronunciada. Aquí el paisaje se llena de olivos, encinas, orquídeas, plantas aromáticas y la espectacular peonía ya citada. Al superar el tercer kilómetro aparece una bifurcación. Se recomienda seguir al frente, abandonado el camino de la izquierda que nos llevaría al cortijo de la “Piedra Furada”. A partir de este punto, la dificultad disminuye durante algunos metros para volver a un cierto grado de dificultad. Durante todo este camino podemos observar gran cantidad de aves insectívoras (carbonero común, herrerillo común, trepador azul, mosquiteros…) y más de un conejo y algún que otro reptil.

Vistas del mirador de la Sierra de Alor

En el cuarto kilómetro se puede hacer un descanso para reponer fuerzas. En este punto nos encontramos el famoso chozo del “Tío Pelinhas”. Se trata de una construcción típica serrana construida antaño en las majadas y zonas de crías de ganado caprino y ovino. Un poco más elevado está un mirador situado a unos 611 metros de altura, desde el cual se puede observar los Llanos de Olivenza, siendo un sitio propicio para la observación de numerosas aves rapaces, como el águila real, calzadas y perdiceras, así como cigüeñas negras e incluso grullas.

Ya en la cima, aparte de encontrarnos con miradores y un vértice geodésico que informa de la altura a la que nos encontramos, es de obligado cumplimiento subir a la Torre del mirador más alto allí situada, con un espectacular paisaje. En un día sin nubes se puede observar gran parte de la provincia de Badajoz y algunas poblaciones más allá de la frontera con Portugal.

En la cumbre de este monte y cerca de los miradores están ubicados unos merenderos en los que podemos descansar o pasar un bonito día de campo.

Vistas de los Llanos de Olivenza

Se recomienda hacer el descenso hacia el chozo por una vereda, a la que le sigue un camino, pasando un tramo de bosque mediterráneo con abundantes arbustos. Surgirá de nuevo el olivar que conduce hasta la carretera inicial, pero podemos detenernos y coger agua del pozo que allí se encuentra.

Su finalidad de encaminar el rumbo hacia el cortijo denominado “Pozo de Caño”. Allí se capturó en 1781 al famoso bandolero y contrabandista Diego Corrientes, que encontraba en aquella época refugio en tierras portuguesas de Olivenza. Desde aquí discurre el camino por la carretera inicial que conduce a la aldea de San Jorge de Alor. A la izquierda se puede contemplar la vieja atalaya de “Las Moitas”. Así se completarían los diez kilómetros de esta magnífica ruta.

El espectáculo de la Rosa de Alejandría

Pero con todo lo relatado anteriormente, el mayor espectáculo ocurre en la etapa de la primavera y, fundamentalmente, en la segunda quincena de abril. Es el momento en que abunda la floración de la peonía, rosa de Alejandría, rosa albardera o rosa de los montes, siendo estos algunos de los nombres por los que se la conoce, y que es una flor que apenas dura muy poco tiempo.

Para conocer un poco más de esta increíble flor, es una planta herbácea que se puede encontrar desde los 100 hasta los 1.850 metros sobre el nivel del mar, principalmente en zonas de montañas.

Destaca por su color rosa fuerte y hojas simples aovadas de color verde brillantes. Estas flores son hermafroditas. Esto quiere decir que en la misma flor se encuentran los órganos reproductivos femeninos y masculinos.

Puede llegar a medir unos 40 cm hasta un máximo de 1 metro de media. Tiene un sistema radicular muy profundo.

La Rosa de Alejandría

Su nombre proviene del latín y decían que era una planta valiosa contra las pesadillas provocadas por los faunos. Los padres de la medicina como Plinio describieron esta planta con propiedades curativas. Antiguamente, se creía fielmente que era propicia para ahuyentar espíritus, alejar tempestades y preservar las cosechas; se recolectaba por sus especiales propiedades curativas y rituales sobre supersticiosos.

Hoy en día es una flor protegida, que merece una atención especial porque está en peligro de desaparición en nuestros bosques y montes y, por ello, está prohibido intentar arrancarla de su hábitat.

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