Extremadura está llena de leyendas, algunas muy conocidas, otras no tanto. El origen de las leyendas extremeñas puede ser debido por su situación fronteriza con Portugal, con Al-Andalus y con el reino castellano-leonés. Ha dado origen a muchas acciones históricas, mitos y fantasía que, transmitidas de generación en generación, ha desembocado a una serie de leyendas que transmiten nuestra tradiciones e historias. Algunas de ellas son las siguientes:

Leyenda del Valle de la Serena

Cuenta la leyenda que el arroyo de Buen Cristiano, entre dos sierras cercanas al Valle de la Serena, vivía en el siglo XIII un buen cristiano cuyos únicos tesoros eran una pequeña huerta y una bella hija, que estaba enamorada y comprometida con un joven del pueblo.

Un día, un viejo santón morisco apareció en la zona y valiéndose de encantamientos, consiguió que la joven renunciórenunciara a su amado, a su padre y a su religión. Una noche, la chica desapareció.

Imagen del Valle de la Serena

El joven, desesperado, salió a buscarla y juró no regresar sin ella. Apareció muerto al día siguiente a los pies del manantial. Al poco tiempo, el padre de la chica murió de pena, y de ella no volvió a saberse nada.

Dicen que desde entonces el lugar está maldito, por un encantamiento que solo puede romper un joven soltero que llegue durante la noche con la única intención de desencantar el lugar y liberar a la hija del buen cristiano. Cuenta la leyenda que varios lo han intentado sin éxito, por lo que el paraje sigue maldito esperando al valiente que consiga redimir a la joven de su eterna condena.

El alto del espino, Aceuchal

Cuenta la tradición que, hace ya muchos años, en la localidad sucedió un hecho milagroso que desencadenó una fuerte devoción por esta Inmaculada.

Cierto día de un lejano año, un humilde agricultor azada al hombro se dirigía una mañana temprano a labrar sus tierras, ubicadas en la cercana ciudad de Almendralejo. Caminaba por la vereda ensimismado, pensando en el trabajo que tenía por delante. De repente al fondo pudo divisar con estupor la silueta de un toro que pastaba plácidamente.

El agricultor decidió alejarse un poco del animal rodeándolo, pero el astado notó la presencia del aldeano y sintiéndose amedrentado se dirigió con gran fiereza hacia él.

El pobre hombre no disponía de un lugar seguro donde guarecerse pues se encontraba rodeado de campos de vides y cereal. En aquel mismo instante, pensando que nada le salvaría de la brutal embestida, hincó las rodillas en el suelo e imploró a la Virgen de la Soledad para que le salvara de lo que parecía una muerte segura.

Leyenda del Alto del Espino, Aceuchal

La Virgen debió escuchar sus plegarias porque, tras un tremendo estruendo surgió un estruendo, surgió desde el fondo de la tierra, un gran espino justo delante de él que le protegió del animal.

Nada más llegar al pueblo, casi sin aliento, contó a los vecinos el hecho milagroso que le había ocurrido. La historia corrió como la pólvora por la comarca aumentando así la devoción por la Soledad. El agricultor tras aquel incidente, y en señal de agradecimiento, día tras día con un barril en la mano se dirigía hacia el camino que une Aceuchal con Almendralejo y regaba el espino que milagrosamente le había salvado la vida.

Fuente “La Negra”, Almendralejo

Cuenta la leyenda que, tiempos atrás, cuando en la península cohabitaban moros y cristianos, en el pueblo de Almendralejo vivía una pareja de jóvenes enamorados, ella mora y el cristiano.

Esta relación nunca fue aceptada por el padre del novio, que hizo todo lo posible para que esta relación no siguiera hacia delante.

Una noche, la pareja cegada por el amor y cansada de tantos impedimentos, decide escaparse.

Fuente negra, Almendralejo

Cuando el padre del novio se entera inmediatamente va en su búsqueda alcanzándolos donde hoy se alza la Fuente la Negra. Al encontrarlos intentó matar a la mujer mora, su hijo para protegerla se puso delante, pero el padre no se detuvo y ambos fueron asesinados.

Cuenta la leyenda que de la sangre de ambos nace el agua que en la actualidad tiene la fuente, que fue construida por este motivo, estando la pareja enterrada en el mismo lugar en que está situada.

Se dice que de este hecho toma el nombre la fuente «la Negra» relacionado con el color de la piel de la mora.

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