El martirio de Santa Eulalia, según algunas fuentes cristianas, fue en el año 304 en Mérida por orden del gobernador Daciano. A su muerte, la nieve cubrió su cuerpo, que fue rescatado días después por los cristianos para darle sepultura.
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¿Quién fue Santa Eulalia?
Santa Eulalia de Mérida fue una santa cristiana que padeció el martirio en la ciudad de Augusta Emérita, actual Mérida, bajo las persecuciones del emperador Diocleciano. La vida y el martirio de la santa emeritense se expandió rápidamente por el Imperio Romano, convirtiendo la ciudad en una de las metas más importantes de peregrinación de Europa occidental durante la alta Edad Media.
Según la tradición cristiana, Eulalia fue una niña educada en el cristianismo. El emperador, ante la negativa de la niña a renunciar a la fe cristiana, la condenó a trece martirios, tantos como años tenía.
Siempre según el relato de Prudencio, en el momento de morir Eulalia, las personas allí presentes vieron como una paloma blanca volaba hacia el cielo al tiempo que sus verdugos huían, carcomidos por el remordimiento.
Actualmente ostenta el título de alcaldesa perpetua de Mérida y patrona de dicha ciudad. Asimismo, ejerce su patronazgo sobre la Archidiócesis de Oviedo y sobre numerosas localidades. Desde 2012 es también patrona de la juventud de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz.
¿Cuándo se celebra Santa Eulalia en Mérida?
El culto a la Virgen y Mártir Santa Eulalia tiene lugar los días 9 y 10 de diciembre. Por el carisma de la santa, toda la ciudad se vuelca en estos días.
Actualmente la Procesión de Vísperas del día 9 transcurre durante la tarde por el centro de Mérida. Tiene recorridos cambiantes cada año en donde la Mártir es acompañada, desde su basílica hasta la Concatedral de Santa María, por numerosos emeritenses y vecinos de las poblaciones cercanas, destacándose la presencia de “Los peregrinos de la Mártir”.
En la procesión de la mañana del día 10, de solemnidad absoluta, la patrona vuelve a su basílica, desde la Concatedral de Santa María, acompañada de fieles, cofradías, hermandades y asociaciones, autoridades civiles y militares, devotos y curiosos en un recorrido inalterable. Por último, tiene lugar una ofrenda floral encabezada por el Alcalde de la Ciudad y la celebración de la Santa Misa oficiada por el arzobispo de la diócesis Mérida-Badajoz.
Basílica de Santa Eulalia
Tras la reconquista de 1229, fue el sitio elegido para levantar una iglesia dedicada a Santa Eulalia, la patrona de la ciudad emeritense, perseguida y martirizada en época de Diocleciano.
La primitiva basílica debió construirse en el siglo V d.c. En época islámica el edificio estuvo abandonado.
Será por el siglo XIII, después de la conquista de la ciudad por Alfonso IX, cuando de reedifique el templo, con importantes modificaciones.
Tiene planta basilical, con tres naves y cabecera tripartita de ábsides semicirculares, donde la nave principal mide aproximadamente quinientos metros. Destacan las capillas laterales al altar mayor y la puerta derecha de la fachada en estilo románico.
En el interior de la iglesia destaca el artesonado que cubre sus bóvedas y capiteles, de los que algunos proceden del templo visigodo.
Las excavaciones realizadas en la basílica en 1990 sacaron a la luz un recinto subterráneo hoy visitable. En esta cripta aparecieron importantes restos romanos y visigodos, donde destacan los vestigios del primer Mausoleo martirial de Santa Eulalia, tardorromano, sobre el cual y en torno al cual se edificó la basílica visigótica cuyo frontal superior se ha salvado de demoliciones.
El “hornito” de Santa Eulalia
En el exterior se conserva el famoso “hornito” construido en honor de la mártir Santa Eulalia, con los restos de lo que fuera un templo clásico rematado por ornamentos barrocos, dedicado al dios Marte. De los restos del templo a Marte se conservan parte de un entablamento corintio, compuestos por una cornisa y friso en el que puede leerse “MARTI SACRVM VETTILA PACVLI” (consagrado a Marte por Vettila, esposa de Paculo) y algunos dinteles, pilastras y alquitranes. Se ha convertido en un auténtico centro de veneración popular cristiana.
Según la tradición se levanta sobre el lugar en el que sufrió el martirio la joven emeritense. En realidad, se trata de una capilla votiva erigida para que los peregrinos pudieran orar ante la santa cualquier hora del día sin necesidad de acceder al interior del recinto basilical.